Nuestra Historia
Desde el mismo corazón de Sevilla, donde el sol se pone sobre la Giralda y el aroma a azahar se mezcla con el sonido del flamenco, nace Confecciones Lince. Un espacio lleno de colores, volantes y mucha, mucha alegría. Somos Benito y Antonia María, la familia sevillana que lleva décadas dedicándose a la moda flamenca con el mismo cariño que nos enseñaron nuestras madres. Desde hace generaciones hemos vivido esta tradición desde dentro, como cualquier familia del sur, con las mujeres de la casa siempre pendientes de tener esos trajes de flamenca planchados y listos, con las flores, complementos de flamenca y mantones dispuestos sobre la mesa para ese día despertarnos y comenzar la ceremonia de vestirnos con el fin de terminar en la Feria de Abril y con los ojos iluminados de tu abuela diciéndote “Qué guapa estás”.
Confecciones Lince es mucho más que un nombre, es un pedazo de nuestra historia, una palabra que nace en el corazón de Sevilla, de la boca de la abuela de Antonia María. En su dialecto, "Lince" evoca la agudeza y la elegancia del animal que observa con precisión cada detalle, un término cariñoso y lleno de orgullo que se usa para expresar maestría y ternura en el oficio. Al pisar el taller, esa expresión se transforma en lo que todos conocemos como el sello de calidad, con todo el duende y la magia que lleva consigo nuestra tierra. Este proyecto es un sueño que hemos construido vistiendo de flamenca a tantas mujeres durante más de 40 años. Hemos crecido rodeado de volantes, telas y pasiones, y hoy, con nuestra tienda online de trajes de flamenca, ponemos todo ese saber hacer al servicio de las mujeres que quieren sentirse únicas, especiales y llenas de arte.
Aquí encontrarás vestidos de flamenca con la esencia de Andalucía, pero también con un toque personal, cercano y lleno de cariño. Volantes que hablan de nuestras raíces, de las calles de Sevilla, de las risas con la familia, de los momentos de "casi no puedo respirar de lo apretá que voy", de ese sabor del rebujito, del “oju chiquillo que calor hace en esta caseta”, de ese coqueteo bailando una sevillana y de los recuerdos que la feria te deja en el alma y es que aunque la feria cambie cada año esa magia seguirá viva en nosotras para siempre.Porque cada vestido de gitana es como una carta de amor a nuestra tierra, a nuestras madres y abuelas que, con sus manos, nos han enseñado que vestirse de flamenca no es solo una tradición, es una manera de vivir y sentir. Y si tú también sientes la feria en el corazón, entonces este es tu lugar. Para nosotros, cada cliente es mucho más que una venta, es una amiga que se lleva un trocito de Andalucía